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No hay océano de repuesto

Alguna vez te has preguntado ¿Por qué el océano nos debe importar a todos? Aparte de ser uno de nuestros lugares favoritos, el mar nos proporciona múltiples beneficios. Lo cierto es que, vivamos cerca de la costa o no, los océanos influyen mucho más en nuestras vidas de lo que pensamos.

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Bosques y selvas

Hemos aprendido que los grandes productores de oxígeno en nuestro bello planeta azul son los bosques y selvas que nos rodean, pero esto no es completamente cierto. Una de cada dos respiraciones que debemos se la debemos al océano, ya que al menos el 50 % del oxígeno que respiramos se produce en los mares. La mayor parte de esta producción proviene de los pastos marinos, algas y bacterias que hacen fotosíntesis. Una de estas bacterias, Prochilorococcus, es el organismo más pequeño del mundo, pero hay tantos que se estima que, por si solos, producen más oxigeno que todos los bosques del planeta.

El océano

El océano contribuye en la regulación del clima, en toda su extensión capta el 90 % del exceso del calor de la atmosfera y lo distribuye a través de sus corrientes marinas. Además, el océano absorbe el 25 % del dióxido de carbono producido por el ser humano.

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De igual manera el océano provee alimento para la humanidad y de todos los demás organismos de nuestro planeta. De acuerdo con la ONU Más de 3.000 millones de personas dependen de los océanos para su alimentación y si no lo cuidamos no habrá para nadie; es también importante tener presente que el 37 % de la población mundial dependemos hoy de los recursos marinos.

 

Debemos destacar su importancia como termorregulador de nuestro planeta a través de los fenómenos naturales como los huracanes y tormentas tropicales. Usualmente estamos acostumbrados a ver estos fenómenos como efectos negativos, cuando en realidad tienen efectos benéficos en la biodiversidad como la capacidad de recargar los acuíferos y detonar la germinación y crecimiento de diferentes especies de árboles.

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Los fenómenos naturales son parte de un proceso natural, pero suelen ser catastróficos debido al inadecuado manejo del territorio del ser humano, por ejemplo, al construir en zonas que no son adecuadas para habitar y al destruir barreras naturales que nos protegen contra estos fenómenos como es el caso de los bosques de manglar y barreras arrecifales.

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México

México es reconocido como uno de los países megadiversos por su maravillosa biodiversidad, en la que destacan las diversas formas de vida marina. Los océanos representan más del 90% del espacio habitable del planeta y contienen unas 250.000 especies conocidas y ¡muchas más que aún quedan por descubrir!

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Desafortunadamente más de 40,000 especies se encuentran amenazadas debido a nuestros actos. Actualmente el 37 % de tiburones y rayas, el 33 % de los arrecifes de coral y el 28 % de los crustáceos, se encuentran en peligro de extinción.  Las principales causas que provocan la pérdida de biodiversidad son: la contaminación por plásticos, la introducción de especies invasoras, el cambio climático y la sobrepesca.

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Cada especie es importante para mantener un ecosistema saludable, la extinción de una especie provoca un desequilibrio en el planeta. Por ejemplo, los arrecifes de coral son hogar de peces y nos proporcionan alimentos, trabajo y protegen contra tormentas. Cuando las aguas se calientan demasiado, los corales expulsan las microalgas que les dan color y se tornan blancos. Si la decoloración sucede con una frecuencia que no les permite recuperarse, los corales mueren.

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Así como como los corales, algunas otras especies en nuestro país se encuentran en peligro crítico de extinción, algunos son: el pez aleta mariposa, el coral Cuerno de Ciervo, el pez sierra, el tiburón martillo, el ajolote mexicano y la vaquita.

 

El constante aumento del dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera, conlleva a que los océanos absorban mayores cantidades de dióxido de carbono a un ritmo cada vez más rápido. El exceso de CO2 absorbido por el océano se disuelve en el agua de mar para formar ácido carbónico, como resultado se vuelve más ácido. El aumento de la acidez afecta a los corales y a los moluscos, ya que la capacidad de calcificación de sus esqueletos disminuye al aumentar la acidificación.

De la duna al abismo

De la duna al abismo representa la transición de la duna costara hacía las profundidades de nuestro océano. Formada por tres partes: duna costera, pastos marinos y arrecife; y por último, pero no menos importante el fondo marino.

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La duna costera está formada por arena de origen biológico, producto de la desintegración de los arrecifes de coral y de conchas de moluscos. La vegetación de las dunas costeras es considerada como pionera, dando comienzo a las sucesiones ecológicas de las comunidades vegetativas terrestres como los manglares.

Los manglares

Los manglares de México representan el 5% del total mundial y colocan a nuestro país en el cuarto lugar de los 125 países con este ecosistema. En nuestro país se encuentran 6 especies de manglar. El mangle rojo (Rhizophora mangle), el mangle blanco, (Laguncularia racemosa) el mangle negro (Avicennia germinans), el mangle botoncillo (Conocarpus erectus), Avicennia bicolor y Rhizophora harrisonii. Sin embargo, las especies de mangle rojo, negro, blanco y botoncillo se encuentran bajo la categoría de amenazadas.

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Estos maravillosos ecosistemas son hogar de animales y especies en peligro de extinción como la cigüeña jabirú (Jabiru mycteria) y especies amenazadas como el flamenco americano (Phoenicopterus ruber). Además, son una barrera para los huracanes. Los manglares de Florida evitaron 1500 millones de dólares en daños directos por inundaciones y protegieron a más de 500 000 personas durante el huracán Irma en 2017.

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Uno de los servicios ambientales más importantes de los manglares es el llamado “carbono azul”, término que se refiere a los compuestos de carbono captados y almacenados por los ecosistemas marinos y costeros. Los manglares absorben más CO2 del aire que cualquier ecosistema terrestre y lo almacenan en sus hojas, troncos, raíces y sedimento.

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Referencias

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